Las “embarradas” de Toño
Publicado el 14 diciembre, 2010 por Elbacé
Primera estrofa: tengo una vecina que no se cómo se llama. La antipatía no le permite saludar, ni mucho menos entablar un diálogo casual de vez en cuando. La llamaré Señora X.
Segunda estrofa: Señora X tiene un perro que se llama Toño.
Tercera estrofa: Toño hace popó en mi antejardín. ¡Todos los días!
Cuarta estrofa: Señora X anda con bolsita en mano, de vez en cuando. Se supone que recoge los recuerdos de Toño, pero la tengo pillada: después tira la bolsa a cualquier parte.
Quinta estrofa: ¡Yo me condeno! Y lo peor: con esa cara de revólver, ¿quién le dice algo? Lo he intentado, pero no me sale ni un triste mu.
Con todo el respeto por el inmenso amor que sienten los amos por sus mascotas, me permito hacerles las siguientes preguntas:
¿Hay alguna razón científica que impida a los perros hacer popó en un sitio específico de la casa? ¿Qué tal en el balcón, el patio, la zona de ropas, no sé, cualquier parte determinada para ello, que les permita a los dueños de los perros limpiar sin atentar contra los derechos de los que no tenemos mascota, ni queremos tener?
¿Después de que hagan sus cositas dentro de la casa, es imposible que un perro salga solamente a caminar?
¿Alguien se ha parado accidentalmente en el popó de un perro ajeno? ¿Y qué siente?
¿Después de pisar alguna de esas asquerosas minas, alguien ha preferido, como yo, botar los zapatos en vez de lavarlos?
¿Por qué los gatos no hacen de calles, aceras y jardines, desaseados inodoros públicos?
¿Por qué a nadie se le ha ocurrido diseñar y comercializar una línea de pañales para perros? ¡Se taparía de plata en un dos por tres! O quién sabe. Los amorosos dueños de las maleducadas mascotas dirán que para qué pañales si “embarrar” las calles les sale gratis.
¿Será muy difícil lograr que TODOS los perros hagan lo mismo que el de esta imagen?
Preguntas hay muchas, pero dejo aquí con la esperanza de que me respondan siquiera dos, por favor.
Y otra cosita: Sí, ya sé que no son todos, pero sí son muchos los amos conchudos. Y al que le caiga el guante… lo siento. A mí también me dejan aburrida cada rato.
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