domingo, 15 de agosto de 2010

EL RINCON DE ELBACE RESTREPO


Elbacé Restrepo
Aló, ¿Alonso?, aló, ¿Presidente?
Elbacé Restrepo | Publicado el 15 de agosto de 2010
Los comentarios de los turistas que vienen a Medellín, palabras más o menos, coinciden en algunos puntos:

Que las mujeres son muy "pispas". Que lo que diferencia a Medellín de las demás ciudades del país es su gente, (perdón, lectores de otras latitudes). Que el clima que nos tocó es maravilloso. Que es una nota salir del aeropuerto y que a uno le digan que por ahí vive Juanes, nuestro orgullo nacional. Y Uribe también, agrego. Que Medellín es el sitio por excelencia para visitar. Que cuidadito se van sin visitar el Hueco. Que el metro es limpio, agradable y admirable, entre otros etcéteras muy lindos todos.

La verdad, me pongo arrozuda y se me chocolatean los ojos cuando oigo tanta maravilla junta, que además es cierta. Pero? ¡ni les pinto la envidia que me da de los turistas! Ellos vienen, se divierten, compran, montan en nuestro metro y se van. Y no es que yo quiera irme, qué tal, sino que anhelo que Medellín fuera siempre así de encantadora para todos.

Y lo digo sin anestesia, aunque me digan aguafiestas. Prefiero que duela a querer tapar el sol con el dedo meñique.

Todo lo que dicen los turistas es cierto, aunque ellos posiblemente no saben que pispa dizque es una fea arreglada, ni que la belleza de quirófano se puso de moda gracias a los mafiosos, que mandaron reconstruir a sus mujeres igual que sus mansiones: pónganle aquí, quítenle allá. Ahora los "retoques" hacen parte del presupuesto familiar y hasta se pagan por cuotas. Las naturales estamos en vía de extinción, pero eso es lo de menos.

Medellín ha cambiado a pasos de gigante. Testigos los eventos, las ferias, los parques, los escenarios deportivos y la ocupación hotelera. Y también está llena de contrastes: de riquezas y de miserias, de alegrías y de tragedias que se evidencian cuando se sale de los centros comerciales y de las discotecas de moda.

En muchos de los barrios matar (se) no tiene horario. A cualquier hora pensamos que se acaba el mundo a punta de balaceras. Se nos ponen las manos pesadas y la boca seca, mientras se nos arruga el corazón de dolor por las mamás de los que caen y por las mamás de los que disparan, sin contar el terror de que una bala perdida nos encuentre.

Después sabremos que mataron a la hija de un busero que se negó a pagar "vacuna". O a un joven cantante de hip hop que portaba un arma muy peligrosa: su canción lastimera. A nuestros jóvenes les toca muy duro. Tanto que muchos no viven sino que sobreviven. Entre tanto, los "chicos malos" delinquen como si nada, porque de ellos no se ocupan las leyes, ni nadie.

Sí, es cierto, en Medellín hay de todo: fiestas, luces, cemento nuevo. Pero tanta inversión social no ha logrado la tranquilidad que necesitamos. También hay mucho muerto, incluso de miedo.

El interés no es señalar culpables, sino pedir a gritos un remedio. Los problemas de hoy requieren soluciones hoy, inmediatas y de largo aliento, porque las pocas acciones de la ley contra el hampa espantan a los pillos por un ratico, son paños de agua tibia.

Las autoridades tienen la palabra. Aló, ¿Alonso? ¿Presidente? ¿Hay alguien ahí? Aló, aló?

CORTESÍA EL COLOMBIANO

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE ESPACIO TAN MARAVILLOSO deseo dejar nota de agradecimiento a esta pagina por los mensajes que dejan y la forma como informan a la comunidad sobre datos y mejoras en el proceso de cambio de imagen