Hernán Vanegas | José René Higuita, quien el próximo 28 de agosto cumplirá 44 años de edad, entrenó ayer a los arqueros de Nacional. Lo hizo por cariño y en agradecimiento con el club que lo hizo grande en el fútbol internacional. Desde que el verde empezó a entrenar en su nueva sede de Guarne, el ex portero mundialista con Colombia en Italia-90 lo visita con alguna frecuencia.
A René Higuita le luce la pinta "verde"
UNO DE LOS gestores del título de la Libertadores en 1989 le bajó ayer la tensión a Nacional en Guarne con su visita. Les habló a los arqueros mientras los exigió y corrigió. Tal como llegó se fue, en un auto con vidrios oscuros y sin cruzar palabra con nadie más que los jugadores.
Jaime Herrera Correa | Guarne | Publicado el 4 de agosto de 2010
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Santa está apenado e implementará cinco variantesIgual de melenudo, con su talento intacto para pegarle al balón y con unos kilos de más que se revelan en una mayor dimensión de su estómago, el legendario René Higuita le bajó ayer la tensión a Nacional con su visita sorpresa.
Con bombacho negro y camiseta blanca con las tradicionales rayas negras y el escudo en el pecho que identifica la "mecha" de entrenamiento del verde, Higuita concentró todas las miradas.
Sin perder su carisma y dispuesto a contribuir con la recuperación que pide a gritos el conjunto verdolaga, el Loco se apersonó, con la colaboración de Fabio Calle, de la preparación de los porteros Gastón Pezzuti, Eduardo Blandón, Cristian Vargas y Carlos Pérez.
Se le notaban las ganas que tenía de ser él quien estuviera en el pórtico (el mismo que defendió 10 años), pero esta vez no llegó para atajar tantos lanzamientos desde el punto penalti como lo hizo el 31 de mayo de 1989 frente al Olimpia para conseguir la Copa Libertadores. Estaba para ejecutar remates y probar la calidad de aquellos que dicen ser sus admiradores y sueñan con heredar parte de su talento.
"Esta jugada es muy fácil para achicar", "el buen arquero tiene que ser vivo", "esa es" y "¿qué pasó?", gritaba René a los cuatro pupilos que tuvo ayer en los tres palos.
La energía que aún irradia el mejor cancerbero en la historia del fútbol de este país es tal que varios jugadores, como Camilo Pérez, hicieron una pausa activa para mirar con detenimiento sus lanzamientos y trucos con el ánimo de probar la concentración de los guardametas.
Uno de los que más sorprendió a René, partiendo de sus expresiones y gestos en la hora larga que estuvo en la cancha, fue Eduardo Blandón. "Este sí está vivo", le dijo Higuita apenas le respondió a sus exigencias.
Halagado por los elogios, Blandón, quien tapará hoy por la Copa Postobón y el sábado en la Liga, le devolvió la atención calificándolo de maestro. "René es un loco que nos trae buena energía, brinda buenos consejos y motiva para que esto empiece a andar de la mejor manera".
Fue tan especial su presencia, que durante más de 60 minutos pocos se atrevieron a hablar de la deuda futbolística que tiene Nacional con su afición. Los asistentes prefirieron recordar esa época histórica comandada por René, mientras él salía muy tieso y muy majo y sin pronunciar palabra alguna en un Renault Logan negro de vidrios oscuros. Sólo levantó las manos en señal de adiós.
Con bombacho negro y camiseta blanca con las tradicionales rayas negras y el escudo en el pecho que identifica la "mecha" de entrenamiento del verde, Higuita concentró todas las miradas.
Sin perder su carisma y dispuesto a contribuir con la recuperación que pide a gritos el conjunto verdolaga, el Loco se apersonó, con la colaboración de Fabio Calle, de la preparación de los porteros Gastón Pezzuti, Eduardo Blandón, Cristian Vargas y Carlos Pérez.
Se le notaban las ganas que tenía de ser él quien estuviera en el pórtico (el mismo que defendió 10 años), pero esta vez no llegó para atajar tantos lanzamientos desde el punto penalti como lo hizo el 31 de mayo de 1989 frente al Olimpia para conseguir la Copa Libertadores. Estaba para ejecutar remates y probar la calidad de aquellos que dicen ser sus admiradores y sueñan con heredar parte de su talento.
"Esta jugada es muy fácil para achicar", "el buen arquero tiene que ser vivo", "esa es" y "¿qué pasó?", gritaba René a los cuatro pupilos que tuvo ayer en los tres palos.
La energía que aún irradia el mejor cancerbero en la historia del fútbol de este país es tal que varios jugadores, como Camilo Pérez, hicieron una pausa activa para mirar con detenimiento sus lanzamientos y trucos con el ánimo de probar la concentración de los guardametas.
Uno de los que más sorprendió a René, partiendo de sus expresiones y gestos en la hora larga que estuvo en la cancha, fue Eduardo Blandón. "Este sí está vivo", le dijo Higuita apenas le respondió a sus exigencias.
Halagado por los elogios, Blandón, quien tapará hoy por la Copa Postobón y el sábado en la Liga, le devolvió la atención calificándolo de maestro. "René es un loco que nos trae buena energía, brinda buenos consejos y motiva para que esto empiece a andar de la mejor manera".
Fue tan especial su presencia, que durante más de 60 minutos pocos se atrevieron a hablar de la deuda futbolística que tiene Nacional con su afición. Los asistentes prefirieron recordar esa época histórica comandada por René, mientras él salía muy tieso y muy majo y sin pronunciar palabra alguna en un Renault Logan negro de vidrios oscuros. Sólo levantó las manos en señal de adiós.
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