domingo, 25 de abril de 2010

EL RINCON DE ELBACE


Elbacé Restrepo

Votar con dudas y mercar sin plata

Elbacé Restrepo | Medellín | Publicado el 25 de abril de 2010
Imposible abstraerse del tema de moda, aunque se intenta. Ninguno de los candidatos en la estantería para la presidencia llena del todo las expectativas: el que no cojea de una pata, cojea de la otra, diría mi mamá, pero es lo que hay.

Creo que votar con dudas es como mercar sin plata: uno arrastra un carro que jamás podrá llenar, mientras deshoja margaritas en medio de una angustia abrumadora: ¿llevo la carne o las legumbres? ¿Lo del aseo o la parva? ¿Y qué hago sin loncheras? Sin champú para muebles sobrevivo, pero ¿sin leche? ¿Y si dejamos de comer una quincena? ¡Ni riesgos! El palo no está para cucharas. No votar o hacerlo en blanco son opciones descartadas.

Una gran mayoría de electores no quiere postre de limón, por fuerte, pero tampoco el de las tres leches, por suave. La polarización no cede. No hemos terminado de validar la propuesta de un candidato cuando ya circula en todas partes un tratado completísimo sobre su vergonzoso pasado, o el de su vicepresidente. Empieza con los deslices de sus tatarapiratas, pasa por las embarradas de sus primos en octavo grado y finaliza con las propias de su último cargo; argumentos suficientes para preguntarse por qué semejante delincuente no está condenado a cadena perpetua, ya que no existe la pena de muerte en Colombia.

Mezquino eso de pelar el cobre de los otros para que resplandezca el favorito de uno. Y grotesco todo lo contrario: pretender demostrar que el de sus preferencias se escapó del santoral y hace milagros, sólo que los tiene guardados para cuando sea presidente. Poco aportan los ataques o los favorecimientos personales por encima de los programas de gobierno, que poco conocemos y que, en todo caso, jamás se cumplen a cabalidad, ni lo exigimos. Somos un pueblo predispuesto para tragar entero.

A los que se dicen la honestidad reencarnada, o sea a todos, les descubren entuertos de vieja data, o de última hora. Además, aparecen pros y contras sexistas y genealógicos que no vienen a cuento.

A los políticos alternativos, que casi tienen alas y aureola, no se les desconoce su honradez, caballito de batalla, pero generan dudas en otros aspectos: ¿tendrán el ímpetu necesario para que este potro cerrero que es Colombia obedezca a un susurro? Y, de ser posible, ¿cuánto tardaría ese proceso?

Hay quienes están cansados de la mano dura. Otros, en cambio, consideran que con los vecinos que tenemos, y por supuesto con las Farc, no se puede bajar la guardia. ¿Podrán mantenerlos a raya con un lápiz? ¿Será posible manejar la soberanía y la seguridad con dibujitos?

No existe la oferta perfecta que reúna en un solo candidato liderazgo, decisión, fuerza, coherencia y legalidad. Pero es importante elegir con la razón, más que con emociones momentáneas y folclóricas, que suelen ser contraproducentes a futuro. Tan complicado como mercar sin plata es decidir entre lo que nos resulta muy tentador, por nuevo, y lo que nos resulta muy tentador, por conocido. He ahí un señor dilema, bien académico o bien aguerrido.
 
extraido de el colombiano.com

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