domingo, 26 de septiembre de 2010

el rincon de elbace

A la gallada virtual


Elbacé Restrepo
Publicado el 26 de septiembre de 2010

Cuando elcolombiano.com abrió su espacio para recibir a los comentaristas virtuales se me paró el pelo, los ojos se me salieron de las órbitas y el corazón se me encogió de angustia. Y eso sin mencionar el vértigo y las piernas, que me temblaron como si fueran de gelatina. ¡No era para menos! Después de leer los comentarios que algunos lectores vomitan en las letrinas (foros) de los periódicos y revistas nacionales, el miedo tenía razones para ser invitado a la cita semanal.

No era temor a la crítica, ni mucho menos a la oposición. El debate posibilita el intercambio de ideas, amplía horizontes y muestra otras posibilidades. Lo que me daba dolor de estómago eran los insultos, los ataques personales y las descalificaciones desobligantes de los que no coincidieran con la opinión propuesta. No creo que nadie disfrute los malos tratos. Y menos, viniendo de un desconocido, muchas veces anónimo, o que se esconde tras un seudónimo. Y menos por expresar una opinión que, por ser personal, es subjetiva. Y aunque está diseñada para generar una reflexión y pretende influir el pensamiento del lector, si no, ¿para qué?, tampoco intenta cambiar el mundo ni es palabra de Dios, aunque esté llena de buenas intenciones.

Saber que sería un foro moderado fue un alivio. Algunos confunden moderación con mordaza, pero nada que ver. Una cosa es cordura, sensatez y templanza y otra muy distinta es impedir que el otro hable. La moderación ayuda a mantener limpio el espacio y permite expresarse sin pisotear la dignidad del que escribe para que el lector disfrute, o sufra, tres minutos de lectura.

Muchos domingos después del primer miedo, tengo una gallada virtual que me acompaña con sus comentarios. Son lectores inseparables que a veces tiran flores y a veces piedras y que me han ayudado a entender mucho más del ser humano y sus matices, gracias a sus críticas a favor o en contra.

Algunos son amigos del camino y comparto con ellos en el mundo real: Jealbo, Luis Fernando Múnera, Kurdo, Fichis, Coneja y Rumu. Siempre ahí, como fieles escuderos.

Y también son fieles, contradictores casi siempre, Carlos y Sorel.Muanedu, Marthacé, María-María, Olgamol, Silvio, Net y Fervahos, son emocionantes siempre.

Viborax es ácido, pero muy analítico, y Francisco Jota es tan escaso como duro. Algunos, como De que, me generan una arruga en el ceño y me hacen pensar que entendieron todo lo contrario de lo que quise decir.
Para aplaudir están Juan y Criticon1, entusiastas como pocos.

Ellos, más algunos que se borraron de la memoria, son incondicionales en la presencia, no necesariamente en la favorabilidad de la opinión. Ser bienvenidos, aun en la diversidad, es el rasero que los iguala ante mis ojos.

No importa cuántas semanas hayan pasado desde el primer susto, el vértigo me sigue dando, sin falta. Y siempre, al final del día, también sin falta, recojo las piedras, las peso y las pienso, las pongo en una bolsa y las dejo a un lado. Y tomo las flores, las huelo, disfruto su color y recuerdo que se marchitan pronto, así que también las pongo en una bolsa y las dejo al otro lado. No guardo piedras ni tampoco flores.

De todos modos, el próximo domingo habrá que ir por más. Y yo, encantada.
EL COLOMBIANO

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