domingo, 2 de enero de 2011

El Rincón de Elbace Restrepo

Elbacé Restrepo
Elbacé Restrepo

¡Feliz felicidad!

Elbacé Restrepo | Publicado el 2 de enero de 2011
Tengo la chispa atrasada, como los carros viejos. No caí en la cuenta de que este artículo es el primero del año y no el último, hasta el momento de sentarme a escribirlo. Algunos sentirán que quizás sea muy tarde para recibir un saludo de feliz año, pero yo, que crecí viendo a mi abuela extender sus buenos deseos hasta marzo, abril y mayo, en ocasiones, siento que todavía es oportuno.

Por eso deseo:

Que no falten las ganas en cualquier tarea que se emprenda, garantía de que el resultado final será siempre el esperado. Aunque aparezca Murphy con sus leyes infalibles, muy probable, y se tire en el cuento.

Que los que buscan empleo lo encuentren, ojalá muy bien remunerado. Ah, ah, sin chistar, ¡porque estamos deseando! Y que los que devengan el salario mínimo tengan cupo en el Sena para hacer un curso virtual, y gratis, sobre todo, de cómo sobrevivir sin ahogarse en un mar de deudas cada mes.

Que vayamos por la vida sin disfraces y, en lo posible, que nuestras cadaunadas no hagan daño a los demás.

Que no falten las lágrimas. De vez en cuando conviene recordar que, en el fondo, no somos más que un envoltorio rotulado: "frágil. Este lado arriba".

Que seamos felices con lo que tenemos, que no es lo mismo que ser resignados. Por más que busquemos la felicidad en los quirófanos de cirugías estéticas, en los concesionarios de carros y en las cuentas bancarias, allá no está. Salió a esconderse de la banalidad.

Que aflore el darse, más que el dar. Pero que nunca se le eche en cara al que recibe. La humillación debería desaparecer de la faz de la tierra.

Que seamos capaces de reírnos de nosotros mismos, antes de que los demás se rían de nosotros. Y que si lo hacen no nos importe. En todo caso, siempre será mejor reírnos con la gente que reírnos de la gente. ¿Cuánto hace que no se orina de la risa, literalmente?

Que desaparezca el miedo de embarrarla. El gen de la perfección no existe en el genoma humano y quienes se lo creen son abominables.

Que seamos capaces de decir "perdón, me equivoqué" y emprender los correctivos necesarios para reparar el daño.

Que aceptemos que el dolor, el fracaso y la pérdida hacen parte de la vida y que el manual para ser siempre ganadores está escrito en un lenguaje incomprensible para el ser humano.

Que tengamos la capacidad de encontrar una solución para mil problemas y no al contrario.

Que no nos cansemos de preguntar, como el Principito, hasta obtener una respuesta. Mejor aún si somos capaces de sorprendernos con ella. Que la sensibilidad, si se aleja, encuentre siempre un tiquete de regreso.

Tengo muchos más, pero dejo espacio para los propios deseos de quienes se acerquen a leer esta columna, ya sea por fidelidad, por curiosidad o por costumbre. Deseo para todos, con alma, razón y corazón, un 2011 lleno de amor, salud y prosperidad. Lo demás, sin pretender hacer de la vida un paraíso terrenal, será ganancia. ¡Feliz felicidad!
Extraído de Elcolombiano.com

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