domingo, 6 de marzo de 2011

El rincon de Elbace Restrepo

Bueno también es bueno
Elbacé Restrepo
Publicado el 6 de Marzo de 2011


Un domingo pasado, en esta misma frecuencia, conté del dolor de Virgelina porque su esposo José Vicente, alias 'Bambuco', se va todos los días para la plaza del pueblo y la deja sola en el asilo de ancianos donde pasan los últimos años de su vida.

Ella llora, pero no se rinde. A sus años, que son todos, no conjuga el verbo renunciar ni sabe nada de tirar toallas. Incluso ahora, cuando su cara parece un mapa de arrugas, ella insiste en arreglarse para él. Hace poco, alguien generoso le mandó dinero para que comprara lo que quisiera. Cualquiera pensaría en los zapatos, en un abrigo para protegerse del frío o en alguna medicina que necesitara. Ella no. Invirtió su plata en "cositas para oler". Le alcanzó para perfume, desodorante, crema de manos y polvo para la cara. Con la devuelta compró dulces, para endulzar las tardes largas que destina, sentada en una banca del asilo, a esperar que su viejo regrese de la plaza. Aunque 'Bambuco' no cumple el ideal de compañía, ella descarta la idea de vivir lejos de él.

Su matrimonio es el ejemplo tradicional de resignación de los que viven juntos pero no revueltos. Son millones de parejas en el mundo que a duras penas se soportan, afrontando problemas mucho más graves que las ausencias, porque "maluco también es bueno".


El matrimonio de la gente "famosa" tiene cara de negocio. Casarse es una actividad rutinaria de su agenda. Algunos gastan meses en una campaña de expectativa en la internet para que sus seguidores opinen dónde, cuándo y a qué horas debe ser su boda; de qué color el vestido de la novia y cuál la temática de la fiesta. Si el novio debe afeitarse o dejarse la chivera y cuanta pendejada se les ocurra. Venden las fotos de su boda a tres revistas de chismes, que en la próxima edición estarán oficializando su separación y en la siguiente anunciarán que su corazón encontró el "amor", otra vez y muchas más.

Y están los matrimonios felices, a quienes no "se les quebró el amor, de tanto usarlo", porque no se tragaron el cuento de que era renovable, sino que decidieron amar al otro con defectos y virtudes. Son los que entienden que las dificultades hacen parte de la vida. Que el mal genio es un derecho adquirido para ejercer de vez en cuando y que el respeto es una obligación todos los días. Que las lágrimas a dúo son menos saladas y las risas a dos bocas se reproducen por generación espontánea. No compiten entre sí y la felicidad es un objetivo familiar, no individual. Se vale aburrirse de vez en cuando, pero no salir corriendo. Bueno también es bueno.

Sé que hay causas perdidas. Pero la vida en pareja, por lo general, no siempre es causa de separación, depresión, homicidio ni suicidio.

¡Ah! A propósito de los matrimonios que duran lo mismo que la luz de una estrella fugaz, ¿sabrán ellos qué es la promiscuidad y cómo se mide? ¿En días, semanas o meses? ¡Pregúntenle a Virgelina!
Cochero de Ciudad Bolívar

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