domingo, 1 de agosto de 2010

EL RINCON DE ELBACE RESTREPO

Elbacé Restrepo

Sólo para uribistas


Elbacé Restrepo | Publicado el 1 de agosto de 2010
Rectifico: sólo para uribistas muy agradecidos. Estoy segura de que, atraídos por la exclusión en el título, a la lectura llegarán cientos de antiuribistas dispuestos a controvertir cada frase expresada en este artículo. Bienvenidos todos, pero no respondo por las rabietas que puedan sufrir en la lectura.

Para muchos, Uribe ha sido el mejor presidente en la historia del país. Algunos, más o menos equilibrados, lo ponen al lado de otros dos notables: Lleras Restrepo y López Pumarejo. No me consta, por razones de edad, pero hay que creerle a la historia. Sin embargo, estoy segura de que no es lo mismo gobernar el país de hoy que el de hace cincuenta años o más, con menos gente, menos problemas, menos corruptos y mejores vecinos.

Disiento, profunda y respetuosamente, de quienes no pueden ver a Uribe ni en fotos y no le reconocen nada bueno, como mi papá, que seguramente tardará unos días en volver a hablarme, y discrepo de muchos amigos, que le abonan ser el mejor presidente de Colombia, ¡durante los últimos ocho años!

En los trajines de mi vida, sin alardear de juventud, no había registrado que a un gobernante saliente le rindieran tantos homenajes como a Uribe. ¡Habrase visto! Que en todas partes quieran hacerle reconocimientos y darle las gracias no será gratuito, y menos por "lambonear", como leí por ahí.

Pero, ¿qué ha hecho a Uribe diferente de los otros? Si esculcamos las carpetas de cada ministerio, seguramente encontraremos logros y fracasos de esta presidencia, igual que en las anteriores y en las que vendrán, porque gobierno perfecto no habrá nunca. Para mí, el reconocimiento al Presidente, que no le salió en un paquete de papitas, se debe a su capacidad de información, de manejar las cifras como recitando las vocales, de interesarse igual por los problemas más coyunturales de un departamento que por los de la señora viuda y endeudada hasta las canas. ¿Puro populismo? No necesariamente. Es su modo natural de untarse de pueblo y se llama carisma, un don que no venden en ningún supermercado.

A mis ojos es como un papá, en ocasiones enérgico pero siempre protector, luchador, cercano y trabajador incansable. Nos amenazó con seguridad y cumplió más de lo esperado, punto de partida para recuperar la confianza en la "patria", un concepto que hace rato no nos erizaba la piel.

Coincido con Cervantes en que la ingratitud es hija de la soberbia. Estas carnitas y estos huesitos siempre sabrán agradecerle por lo bueno de su gobierno, con la tranquilidad de saber que lo malo, los árboles que no dejan ver el bosque, pudo pasar en cualquier otro gobierno. De criticarlo se han encargado sus detractores, que no son pocos, y lo seguirán haciendo hasta el fin de sus días, como lo han hecho con el fracasado Caguán, el elefante del ocho mil, la hora Gaviria y así para atrás. No hay presidencia sin escándalo. Ni ningún presidente logrará dejar un país saneado y libre de dificultades, entre otras porque manejar una nación no es tan sencillo como manejar un carro.

De mi parte, y de parte de Lucía, Amparo, Martha, Elena, Juan, Fernando, Jairo, José, Luis, Jorge, Pía y millones de colombianos más, ¡gracias, señor Presidente! por su mano firme y su corazón grande.

extraido de El Colombiano

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